Pérdida y desperdicio de alimentos Marcela Ivankovich

Cada vez más, como consumidores o productores, exigimos una serie de características en los productos alimenticios que adquirimos o las materias primas que los componen, tales como: factores que están relacionados con la calidad (Color, sabor, forma, textura etc.) y la inocuidad (Garantía de que los alimentos no causan efectos perjudiciales a la salud). Sin embargo, también tenemos la responsabilidad de implementar buenas prácticas enfocadas a la reducción y desperdicio de alimentos.

Pérdida de alimentos se define como la merma de alimentos que están disponibles para el consumo humano, en las etapas de producción, post cosecha y procesamiento. Ejemplos pueden ser: frutas dañadas en la recolección o en el transporte antes de ingresar a la planta.

El desperdicio de alimentos implica el desecho de alimentos comestibles. Generalmente, se realiza por distribuidores y consumidores. Por ejemplo: descarte de pan con moho almacenado en nuestras alacenas o en estantes debido a que se encuentran caducados.

En un mundo en donde aproximadamente casi 690 millones de personas pasan hambre y por consiguiente, no tienen acceso a alimentos, es irónico que la pérdida y desperdicio de alimentos sea una problemática creciente, no solamente a nivel de industrias, sino en minoristas y consumidores finales. Por lo tanto, el control de la pérdida y desperdicio de los alimentos es también responsabilidad social, no solamente tiene que ver con inocuidad y calidad.

Presentamos el curso “Reducción de Pérdida y desperdicio de alimentos”, en el cual se revisan los lineamientos necesarios para evitar estas situaciones y la cadena alimentaria, a través de técnicas cualitativas y cuantitativas.

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