Cada vez más, como consumidores o productores, exigimos una serie de características en los productos alimenticios que adquirimos o las materias primas que los componen, tales como: factores que están relacionados con la calidad (Color, sabor, forma, textura etc.) y la inocuidad (Garantía de que los alimentos no causan efectos perjudiciales a la salud). Sin embargo, también tenemos la responsabilidad de implementar buenas prácticas enfocadas a la reducción y desperdicio de alimentos.
Pérdida de alimentos se define como la merma de alimentos que están disponibles para el consumo humano, en las etapas de producción, post cosecha y procesamiento. Ejemplos pueden ser: frutas dañadas en la recolección o en el transporte antes de ingresar a la planta.
El desperdicio de alimentos implica el desecho de alimentos comestibles. Generalmente, se realiza por distribuidores y consumidores. Por ejemplo: descarte de pan con moho almacenado en nuestras alacenas o en estantes debido a que se encuentran caducados.
En un mundo en donde aproximadamente casi 690 millones de personas pasan hambre y por consiguiente, no tienen acceso a alimentos, es irónico que la pérdida y desperdicio de alimentos sea una problemática creciente, no solamente a nivel de industrias, sino en minoristas y consumidores finales. Por lo tanto, el control de la pérdida y desperdicio de los alimentos es también responsabilidad social, no solamente tiene que ver con inocuidad y calidad.
Presentamos el curso “Reducción de Pérdida y desperdicio de alimentos”, en el cual se revisan los lineamientos necesarios para evitar estas situaciones y la cadena alimentaria, a través de técnicas cualitativas y cuantitativas.
Le invitamos a inscribirse, para mayor información, comunicarse a ventas@sge-consultores.com, al Teléfono (506) 22 25 16 35 o al WhatsApp (506) 7093 4209.
0 comentarios